viernes, 28 de marzo de 2008

Canje al Plan Canje



Algo resuena en el aire.
Bajo un choque anárquico de aceros, el ruido a metales que se agitan tiene cierta composición y armonía.
Son las llaves de un automóvil que golpean entre sí, interpretando su propia Misa de Réquiem. Despiden solemnes a mi antiguo Peugeot 504 — Modelo 82, que literalmente dejó de existir una mañana de Agosto de 1999.
Aquel día, como un cobarde, entregué mi auto a una empresa promovida y auspiciada por el gobierno de turno, haciéndome cómplice de un oscuro negocio denominado “Plan Canje Automotriz”.
Y cuando digo oscuro no hablo de sospechas sino de tristeza.

El objetivo de máxima era ciertamente noble y consistía en eliminar de las calles, y también de nuestra vida, a todos aquellos vehículos que arrastraban el paso de los años con orgullo y el caño de escape con vergüenza.
Los autos designados para adherirse a dicho Plan serían sometidos, mediante máquinas de funcionamiento hidráulico, a fatales aplastamientos, tracciones y un definitivo golpe de gracia completando así el denominado “desguace”, palabra taciturna que implica desbaratar un elemento hasta su completa, repito, "completa" desaparición.
Funcionarios del gobierno premiaron la bajeza de mi traición con un manojito de pesos. Unos pocos billetes que sólo servirían estrictamente para comprar un moderno O KM indudablemente más grande, más potente y más veloz pero vacío de recuerdos.

Ese auto, opaco, ruidoso y herido de muerte por el óxido, terminó su carrera y perdió. Se fueron con él los espíritus juguetones que habitaban por derecho propio ese pequeño espacio, por donde la emoción había pasado dibujando una huella para siempre.
La ceremonia de entrega de aquellos vehículos en la empresa encargada de administrar el negocio fue una exaltación del grotesco, formándose una larguísima cola en donde ya nada importaba. Algunos dueños, carentes de hidalguía, ni siquiera encendían los motores de sus autos en este último viaje sino que simplemente los iban empujando barranca abajo a medida que avanzaba la cola, aprovechando la pendiente del terreno.
Por cada metro recorrido se perdía la dignidad a cántaros.
La desidia provocaba innumerables choques entre carrocerías, donde lo que se rompía no eran las chapas sino el respeto por la historia personal de quienes allí estábamos. Desde aquella fila, se podía observar adelante a 4 ó 5 empleados encargados de la recepción de los autos. Modernos verdugos sin capucha, dueños de un cadalso sin ley ni orden que se subían sin pedir permiso a tu automóvil, y con el lenguaje simbólico de una mueca sobradora te informaban que ya no era tuyo, y que además tampoco era ya un auto sino una masa informe de hierros a retorcer. Finalmente se alejaban, ensuciando con sus manos engrasadas el volante que hasta un rato antes habíamos acariciado.

Muchos dejamos de hablar, y el arrepentimiento por lo que iba a suceder dibujó en nosotros la misma máscara.
Tuve la gran fortuna de no yerme obligado a presenciar la operación ejecutada por aquellas máquinas hidráulicas que, seguramente, fueron construidas con objetivos más nobles. Pero cierro los ojos e imagino, muy a mi pesar, que cada uno de esos ruidos metálicos ha sido un enorme grito de dolor por lo perdido: ahí se desangra el adolescente que fui recordando la pasión furtiva que ernpañó los vidrios en un bosque oscuro; ahora veo a un grupo de jóvenes amigos derrotados, cuyos brazos doloridos han dejado de empujar para siempre ese querido carromato que a veces se apuñaba en terrenos llanos; finalmente escucho el llanto de una novia compinche, que ahora es mi esposa, conocedora privilegiada de aquel secreto lugar bajo el capot, donde había que golpear para que las luces de adelante encendieran.
Este pequeño racimo de aleaciones que me gritan es el trofeo de mi guerra particular contra el desguace que, esta vez, no logró el mandato de una desaparición completa. Es que estas llaves estarán para siempre bajo mi custodia, resguardando una parte de mi memoria personal.

Mi propuesta es volver al año 1999 y canjear al canje. Darle de beber a ese maldito un poco de su propio aceite de ricino. Maltratarlo. Ignorarlo. Empujarlo.
Desguazarlo, como mínimo, en 723 partes y permitir que el viento se las lleve de la mano a la rastra.
Propongo un trueque celestial que, a modo de conjuro, invalide un plan diabólico pergeñado por el mismísimo Satanás con miras a despojar al mundo de su propia identidad.
Porque tengan ustedes la certeza de que vendrán otros planes, disfrazados de modernidad, a sacamos lo que queda.

Se llevaron ya nuestros juguetes simples y queridos, aquellos que casi no tenían cables, Nuestras fotos Kodak de revelado color en tamaño 10 x 15. Nos quitaron de la boca el espantoso, pero ahora entrañable, sabor del borde engomado de los sobres tipo carta. Sin permiso me privaron del humo denso del espiral Fuji que era mi único vicio y todavía lo extraño, aunque me cortara un número infinito de veces con esa latita estilo Samurai que oficiaba de soporte y se colocaba en un platito. Quiero de vuelta las llaves de mi casa con esos dientes grandes y filosos que rompían la ropa pero defendían con fiereza mi hogar, en lugar de los escuálidos pocitos maricones de las llaves de hoy, computadas y cobardes.
De ahora en más y hasta que el Big Bang vuelva a explotar, pero esta vez de verdad, es nuestra obligación preparamos para defender lo poco que queda en pie: quiero acariciar toda mi vida la blanquísima lana de mi perro; no quiero sexo cibernético ni un chip en mi lengua que provoque el sabor de las naranjas; quiero jugar con mi hijo, tocándonos y sin cables que nos unan.
Tengo en mi casa una filmadora Cannon Súper 8 antigua, de esas que grababan películas en una especie de casette. Películas que se debían revelar en un negocio de fotografía y se almacenaban luego en el típico rollo de cinta. Recuerdo con cariño la ceremonia ritual que debía celebrarse para ver una de esas películas: desplegar la pantalla portátil o bien descolgar los cuadros de una pared blanca en el Iiving; armar un pesado proyector y combinar sabiamente carretes vacíos y llenos. Parar, cada tanto, para que se enfríe el aparato.
Toda esa maquinaria perteneció a una persona muy querida por mi que falleció hace 16 años.
Ricardo no llegó a conocer los modernísimos formatos de video DVD, MPG y DIVX, pero sus mejores momentos están guardados en el alma de las viejas cintas.
De aquella filmadora, ya no existen repuestos ni insumos y ahora es inservible.
Este escrito es una reivindicación a todas aquellas cosas que se han apropiado del polvo, del óxido y de la humedad, para formar con esos elementos naturales una identidad propia.
En el Universo sólo existe UN juego de llaves de automóvil, abarrotadas en un llavero de cuero húmedo y manchado en uno de sus bordes.
Cualquiera de esas llaves abre una puerta con mi nombre que me conduce de regreso a un pasado amigable, cada vez que el peso de un dolor se sube a horcajadas de mi cuerpo y de mi sombra dejándome así, inmóvil y con el gesto desolado de quien, sin sentido, espera algo que nunca llegará.


Inédito, para los "setentosos": Alberto Víctor Vincenti (2006)

* * * * * * *
Cuando leí por primera vez este texto me emocionó y despertó toda mi nostalgia. Por eso hoy quiero compartirlo con todos los "setentosos", espero que lo disfruten tanto como yo.
Y si quieren contar, sería bueno saber qué cosas añoran de esa época o qué sienten frente a este escrito.
Gracias, "Albert", sos un tipazo... Lirium

jueves, 27 de marzo de 2008

Y...¿ quien pudo ser el primero?



Antes que nada quiero agradecer a los setentosos permitir que forme parte de este grupo espectacular de bloggeros, ¡¡espero cumplir con las expectativas del formato!!.
Y para comenzar, de quien otro puedo hablar
¿Quién no se fue a dormir con el besito de las buenas noches te este adorable ratoncito, con su tan simpática y desafinada voz.?
Desde siempre fuí una cartonera de cachivaches, tengo infinidad de cosas ,todo guardo ,todo sirve, me da alergia tirar las cosas.
Pero hace mas de un año ,me agarro bien fuerte y con mucha nostalgia el coleccionar artículos de juguetería perfumería cotillón , y todo tipo de juguetes de los 70 y 80, pero todo comenzó con esta preciosura de topo gigio, recuerdo ese día como si fuera ayer
¡¡Quiero conseguir un topo gigio,solo uno ,para poner en mi repisa.!!.Se lo comentaba a todas las personas a la que frecuentaba.
Recuerdo que estaba en la peluquería(Obvio no pudieron hacer mucho por mí).Una señora que se encontraba en el lugar paró la oreja…típico del lugar.¡¡ Y menos mal!! ., por que valió la pena .
¡¡Llamame en una hora!! tengo uno, en mi placar…
Casi me infarto de tanta emoción….,Creo, que a los 45 minutos ya la estaba llamando.No podía creerlo ,estaba nuevo con su ropa original me costó tanto conciliar el sueño esa noche..fué tanta la emoción. Al tiempo conseguí otro por un sitio de subastas y después necesitaba a Rosy ,su novia, y así pasó.. ¡¡solo uno!! y ya tengo 59 topos gigios y artículos varios ¡¡ya no puedo parar!! Es como un virus que infectó mi sangre .
Este topo gigio rayito de sol fue creado por María Perego en 1958 Su primer programa fue en Italia en 1959
Contaba historias y cantaba infinidad de canciones, entre ellas la tan conocida a la camita y el tren de chocolate-
En España editaron una revista semanal en 1963.
En Estados unidos en 1964 participaba en un programa el show de Sullivan.
Y en argentina cuando yo apenas estaba naciendo 1968-
También ,participo de películas 1965 Estados Unidos “the magic Word of topo gigio”
En 1961 en Italia con la película”le avventure de topo gigio- Si alguien las ve ¿Me chiflan?
En 1968 hizo apariciones en la revista Billiken con sus famosas publicidades de terrabusi
En 1970 en la revista anteojito,historietas junto a su novia Rosy y publicidades.
En Japón 1988 dibujos animados donde exploraba el espacio-
Discos,ni hablemos miles … el cual con este disco el dulce topo gigio se presenta en nuestro país es de phonogram, realizado con la ayuda del programa “la galera” un éxito del viejo teleonce, y sus diálogos con la voz inigualable de Mareco “pinocho”.
LADO A
1-Pata pata
2-Mamá twist
LADO B
1-O sole mío
2-Joven ,joven
Digno de bailar en los asaltos .
Y a sí infinidad de artículos de cotillón, indumentaria ,perfumería, figus, y hasta una linea completa de blanquería¡¡Mi sueño!! Hasta que no lo consiga no paro.Es y fue todo un galán de la década de los 70 .
Y ahora, el besito de las buenas noches ....y a la camita a la camita, lo dije yo primero ,lo dije yo primero.




Agradecemos especialmente a K.Chivache , de Mirá lo que te digo, por prestarnos el video!

martes, 25 de marzo de 2008

Té con masitas

… y si, por mí dale, yo no tengo el menor problema en contarte, lo que pasa es que – te soy franca – por lo que me decís, si es un blog (blog se llama eso??) de los ’70, capaz que la gente espera que le hablés de la música o de la moda o del mundial, no de una vieja que ya nadie se acuerda… bah, aunque no sé, porque te digo que con eso de que Nacha Guevara hizo de mí en “Mujeres Asesinas”, al final me piden autógrafos por la calle como si fuera Graciela Borges, te lo juro…
Bué, la cosa fue así: después del ’76, cuando vinieron los milicos, las cosas en el terreno de la guita se pusieron medio jodidas. Los bancos pagaban en los plazos fijos unos intereses altísimos, y había una inflación bárbara. Y te amarreteaban en los préstamos, porque los tipos no son giles y sabían que a esas tasas nadie iba a poder devolver la guita que sacaba. Entonces, si vos enganchabas alguien que precisara guita urgente y no tuviera muchas garantías para ofrecer, le podías prestar y cobrarle lo que se te cantara. Si, nena, usurera. Eso era yo, no le dés vueltas. Vos querías guita, yo te la conseguía. Y si el banco te cobraba el 60, yo te cobraba el 110. La querés, tomala, no la querés, aire y ya viene otro que sí la agarra.
Bueno, como te digo, yo hacía eso pero tampoco era millonaria, así que lo que tenía lo coloqué todo pero me daba pena perder el filón. Y resulta que a casa venían casi todos los días a jugar a las cartas y tomar el té unas amigas de toda la vida, Nilda y la Chicha; y mi prima la Mema. Y todas, mal que mal, algún manguito tenían y no sabían dónde meterlo, así que yo les ofrecí que si me los daban yo se los colocaba. La cosa estaba bien, yo lo prestaba carísimo, después sacaba una tajada y a ellas les entregaba un poco menos. Igual estaban contentísimas porque sacaban más que en el banco, y estuvimos un rato largo haciendo eso. Al principio estaban medio con miedo, pero cuando entraron en confianza me traían a cada rato un puchito más para colocar. Y yo encantada, me estaba haciendo casi tanta guita con la cometa que les sacaba a ellas como con lo que tenía colocado yo.
Pero bueno, viste cómo es esto… te encontrás con guita y empezás a gastar y perdés la noción. Yo empecé a timbear, a comprar cosas caras, y como estas no me jodían mucho, por ahí un mes o dos usaba la plata de ellas y no se las daba… y empecé a atrasarme, y la deuda crecía y un día me topé con que no tenía resto y les debía como trescientas lucas verdes entre capital e intereses.
Y no va que justo a Nilda se le ocurre que quiere que le devuelva todo?? Y yo no sabía qué hacer, porque si le digo que no puedo las otras dos me saltaban en el acto, así que tuve que poner la mejor cara de tonta y decirle que sí, que cómo no… y con todo el dolor del alma, porque Nilda era amorosa, pero tuve que hacerlo para salvarme yo, viste. Y bueno, la pobre anduvo uno o dos días con dolores y justo el 10 de febrero del ’79, me acuerdo, cayó en cama y a la madrugada espichó. Yo estaba al lado de ella cuidándola, así que de paso me levanté los recibos que había en la casa firmados por mi, y a todos les dije que la guita ya se la había dado.
Y bue, ahí empezó lo peor. Qué se yo, será que le agarró algo al ver lo de Nilda, la cosa es que la Chicha Formisano me dice que quiere la guita, que va a hacer un viaje, que al final después te morís y al cajón no te la podés llevar y qué se yo cuántas otras pavadas. Y yo, jugada por jugada, no tuve más remedio… te darás cuenta. Así que empecé a prepararle los tecitos y las masitas y a los pocos días crepó la Chicha. Yo tenía bastante julepe porque fue muy junto, no más de diez o doce días, pero por suerte nadie pensó nada raro. Así que me agrandé, viste. Y pensé: no voy a esperar que la Mema me pida nada, porque ella tiene familia y capaz que les cuenta algo y después me vienen a reclamar. Total la Mema era mi prima y yo sabía dónde tenía las cosas y podía entrar a la casa cuando quisiera. Pero bueno, justo con esta, como tenía tiempo, pensé en hacerlo más discreto y ahí la cagué. Porque cuando le agarró, la Mema, que era grandota y más fuerte, salió a los gritos al pasillo y que llamaran una ambulancia y armó un quilombo en el edificio. Decí que justo yo estaba llegando, y me topé con ese cuadro. Así que alcancé a entrar con la excusa de buscarle un saquito, me encanuté el pagaré y la acompañé en la ambulancia mientras llegaba la hija, mi sobrina la Dianita. La Mema crepó en el viaje, pobre santa. Llegó al hospital finucha. Y en el funeral la Dianita viene y me pregunta cómo hacíamos con la guita, y yo le dije: “Nena, esperá a que tu mamá se enfríe!!”. Pero como me seguía y dale que dale le dije que ya se la había dado hacía un par de días. Y la guacha no me creyó, se ve, porque habló con el portero para ver si alguien había entrado al departamento después de que la Mema salió gritando, y el gallego bocón me mandó al frente. Y al mes, más o menos, me cae la cana en casa y me llevaron de las pestañas.
Tres años pasé en la cárcel, del 79 al 82. En ese tiempo me salió un tumor y me tuvieron que operar. Y en el ’82 el Juez, un divino – Mercado se llamaba – me absolvió de todo y me largó, podés creer?? Yo estaba feliz, nena, feliz… Encima vino la democracia justo al poco tiempo y empezaron a juzgar a los milicos y yo dije: chau, de mi no se acuerda nadie nunca más…
Las pelucas, no se acuerdan… en el ’85 la Cámara da vuelta la sentencia, me cazaron de los pelos y de vuelta a la cárcel. Perpetua me dieron, los guachos. Creí que no iba a salir más… pero bue, entre que en una apelación posterior me redujeron la pena y que me aplicaron la ley del dos por uno, la cosa es que a los diez años salí.
Cuando salí, les hice una caja de bombones a cada uno de los empleados del Juzgado de Ejecución, que fueron los que calcularon el dos por uno para que saliera. Los guachos no tocaron ni un bombón, te juro… dejame de joder…!!
Y en el ’98 me invitó a almorzar Mirtha Legrand, a la tele. Vos sabés que con todas estas cosas que me pasaron yo quedé medio diabética, así que no puedo comer cosas dulces. Bueno, llega el postre y yo ni lo toqué, y Mirtha me dice “Yiya, no ha tocado el postre… no le gusta?” Y ahí se me prendió la lamparita, te juro, y le largué: “No, señora Mirtha… es que el postre lo traje yo, por eso ni loca lo pruebo…”
Después, se cagaron todos de risa como una hora. Pero en el primer momento… yo les vi las caras, nena. Se les quedó atragantado el pedazo que tenían en la boca. Mirtha casi lo escupe arriba de las rosas rococó…


No me consta que el tema de Natalia Oreiro que se ve en video a la izquierda haya sido dedicado a María de las Mercedes “Yiya” Bolla Aponte de Murano. Pero bien podría…


jueves, 20 de marzo de 2008

Revolucionarios

Somos propensos a categorizar todo, y sobre todo los recuerdos. Ubicamos en determinadas edades una u otra experiencia vivida. Pero, indudablemente, es en la adolescencia donde se empieza a formar nuestro carácter, es el ámbito por excelencia forjador de nuestra futura personalidad. Es cuando dejamos de ser niños y comenzamos los trámites para madurar. Lo que sucede en esos años clave nos marcará con su impronta para siempre.
La sociedad también utiliza a las categorías, más aún para analizar su pasado. Edades, períodos, siglos determinados…, décadas. Se habla de una “Generación del ‘80” (1880), de la “Década infame”, de los “Setenta”.
Hubo variedad de cambios y acontecimientos que supusieron una bisagra en los años que nos convocan. Cambios sociales, culturales y políticos. Asimismo creo que, no necesariamente, cada década debe estar acotada en diez años exactos. Pienso que, en nuestro país, la década del ’70, políticamente hablando, se extiende desde “El Cordobazo” (1969) hasta la derrota en Malvinas (1982).
Ahora bien, en nuestro caso (los setentosos), la fase de inicio de la madurez coincide con un período de tiempo apasionante, donde las características personales tuvieron su génesis dentro de un contexto rico en experiencias formativas.
Tal el caso de la iniciación en la política…

En el año 1973, con trece años, comencé la secundaria en un colegio estatal de mi barrio. No solo había un cambio en la vestimenta (saco y corbata por delantal), sino también de postura ante los demás. El ambiente político de la época estaba en ebullición: en marzo habían sido las elecciones que habían consagrado al “Tío” Cámpora como presidente, aunque hasta el más dormido sabía que era Perón quien daba las directrices. El 25 de mayo asumió el nuevo gobierno, terminando con la pretendida Revolución Argentina con, en ese entonces, Lanusse a la cabeza.
A los pocos días ingresó, en plena clase de Instrucción Cívica, el representante del Centro de Estudiantes solicitando permiso para hablarle al curso. El profesor (un “gorila” solapado) accedió a regañadientes, para mi beneplácito. Hacía unas semanas me había colocado dos amonestaciones por silbar la marcha peronista en el aula y me regocijó ver su cara congestionada por la intrusión del delegado.
Éste nos informó de que se iba a convocar a una asamblea debido a los acontecimientos que se venían dando en todo el país (toma de colegios), por lo que se necesitaba que cada curso eligiera a dos delegados para que asistieran en su representación y así determinar los pasos a seguir por el alumnado.
Fue instantáneo. Levanté la mano postulándome, sin pensarlo. Algo dentro de mí me impulsó a hacerlo sin meditarlo demasiado. Me aceptaron al instante y me acompañó en el cargo una compañera, Alicia, quien era más grande que yo por haber repetido el año dos veces.
La asamblea fue desordenada, fogosa, desgastante, pero intensa. Los alumnos de cursos superiores llevaban el ritmo con una pasión envidiable. Por primera vez oía hablar de clasismo, reforma agraria, materialismo. Escuchaba nombres como Fidel, el Che, Mao. Oía pestes sobre el imperialismo, el capitalismo, los gorilas. Pero también cosas maravillosas como participación, imaginación, futuro.
Algunos conceptos escapaban a mi comprensión, pero la esencia era captada por todos: queríamos cambiar las cosas, felicidad para todos, igualdad de oportunidades, terminar con estructuras arcaicas.
Finalmente se decidió la toma del colegio y se eligió a quienes harían la vigilia esa y otras noches. No pude ofrecerme para eso, mis viejos se opondrían totalmente y yo todavía no era demasiado rebelde como para enfrentarlos. Alicia no tuvo problemas en ser parte del grupo pernoctador.
Al día siguiente, la escuela era un caos. Basura por todos lados, frazadas tiradas, puchos “extraños” por doquier. Pero el clima seguía siendo fascinante.
Mi hermano (Gustavo) cursaba el último año y era compañero del presidente de la asamblea y del secretario. Cuando salí al patio vi a los tres charlando mientras fumaban (algo impensable en otras épocas). Gustavo me hizo seña para que me acercara a ellos. Era mi oportunidad de charlar con quienes admiraba, saber de primera mano los próximos pasos a seguir en pos de una reforma educativa. Grande fue mi sorpresa al oírlos tan “terrenales”: su único tema de conversación fue sobre las infinitas posibilidades que se les presentaba con las minitas del colegio, al estar en tan privilegiada posición.
Excusándome, me alejé para buscar a mi compañera delegada. No la hallé hasta muy tarde, en plena asamblea. Estaba bastante demacrada, pero con al ánimo elevado. Me contó que no hubo problemas a la noche, y que seguramente se repetiría la experiencia. Me encantó que estuviera comprometida con la causa y se lo hice saber. Me miró extrañada y se río con ganas, para luego irse con un muchacho delegado de tercero, quien también lanzó una carcajada al mirarme. Empecé a intuir que en las jornadas nocturnas no todo era charla revolucionaria.
En ese tiempo fue cuando cambiaron la materia Instrucción Cívica por ERSA (Estudio de la Realidad Social Argentina) con un programa mucho más abierto y progresista. Nuestro viejo “gorila” tuvo que adaptarse y enseñar los nuevos lineamientos que, seguramente, le provocarían más de una úlcera.
En Junio volvió Perón a la Argentina después de 17 años de exilio y fue cuando tuvo lugar la histórica “Masacre de Ezeiza”. El 13 de julio Cámpora, al retirarle Perón su apoyo, presenta su renuncia con lo que permitía la realización de nuevas elecciones. La derecha peronista comenzaba a hacer su trabajo.
El cuerpo de estudiantes ya había abandonado la toma del colegio y las clases siguieron su ritmo habitual. La materia ERSA duró cuatro meses, pero aún se recuerda como un verdadero avance pedagógico.
En cuanto a nosotros, la vida del país nos llevó a diferentes lugares, físicos y doctrinales. Algunos tomaron el camino de la lucha armada en la izquierda, otros tuvieron su lugar en la represión, los más mantuvieron la tibieza que permite la supervivencia. Particularmente me sirvió como experiencia formadora que pude aplicar cuando milité dentro del sindicalismo y partidariamente.

Los personeros del terror nos arrancaron amistades, sueños, cosas materiales, pero nunca pudieron con nuestros recuerdos, porque eso quedó arraigado. Fueron los días en que, sin importar distinciones, todos fuimos “revolucionarios”.

¿Cómo fue tu primera experiencia política?

(24/3/1976-2008: A 32 años del comienzo de la Edad Oscura)

lunes, 17 de marzo de 2008

Los setenta y la muerte de la pintura

Por muchos motivos los setenta fueron una década lúgubre en nuestra historia, con una carga de muertes, de las que todavía hoy la sociedad argentina no termina de hacerse cargo.
Dentro de ese clima, la pintura pasó por un período similar.
Los alegres sixties habían terminado, y con ellos el mítico Instituto Di Tella, en el que habían convivido distintas experiencias artísticas como el happening y el pop-art, que en medio de un clima irreverente y lúdico habían sentado sus reales en una sociedad como la nuestra, que había sido hasta ese momento bastante conservadora y tradicional artísticamente, alentado todo esto por una clase media culta que en los sesenta leía Primera Plana y que luego en los setenta se informaría a través del diario La Opinión y que demandaba desde el soplo de modernidad que había traído el frondicismo bienes culturales con una fruición tal que colocaron a Buenos Aires en los sesenta en un pie de igualdad con Londres y Nueva York.
Casi al mismo tiempo que moría el Di Tella, se comenzó a hablar en el mundo de la muerte de la pintura, premonición que lejos de cumplirse como lo atestigua su vitalidad actual, dio lugar a la aparición entre nosotros de artistas singulares que la mantuvieron viva a través de sus necesidades de expresión, las que si bien personales y en algunos casos renovadoras, continuaron la larga tradición occidental del arte de pintar.
Dos modos de expresión predominaron durante los setenta: el conceptualismo de Luis Benedit, Jacques Bedel, Víctor Grippo y Clorindo Testa, entre otros, que exigió del espectador un nuevo tipo de participación interpretativa y mental, ya que para los conceptuales “en el binomio idea-materia, la importante será la primera” o dicho de otra manera “la idea se convierte en una máquina que produce arte” por lo que “ las puras ideas pueden ser obras de arte” En esta línea Benedit presentó en la Bienal de Venecia de 1970 el Biotron, una gran construcción con 4000 abejas, que podían optar por vivir en plena naturaleza o en ese espacio que imitaba la naturaleza: 3900 optaron por la vida cómoda y artificial y solo 100 enfrentaron los riesgos de la realidad. Obviamente la obra constituía una metáfora de la sociedad de la época.
El otro, el realismo, a través de distintas vertientes, desde las preocupaciones ecológicas expresadas por Miguel Angel Bengoechea y sus fábricas y chimeneas contaminantes, más abstractas como las selvas de Josefina Robirosa y los paisajes de Hugo de Marziani; los célebres ombúes y animales en peligro de extinción de Nicolás García Uriburu*, pasando por las imágenes surrealistas de Guillermo Roux, Alicia Carletti, Jorge Alvaro*, el expresionismo político de Carlos Gorriarena* quien pintó no solo pinturas en las que se refiere al poder sino el clima de una época, al igual que Diana Dowek* y su serie de Atrapados con y sin salida, cuya analogía con los campos de concentración es evidente, o Carlos Alonso y la inusualmente dura serie de La carnicería ,donde convivían cortes de carne vacuna y restos humanos, como una metáfora acerca de la violencia de la época, junto a Ricardo Carpani y sus recias figuras emparentadas con el muralismo mejicano; la mirada lúcida y lúdica de Antonio Seguí desde París y Mildred Burton desde aquí, el refugio en la instrospección que a través de las naturalezas muertas practicaron Pablo Suárez y Juan Pablo Renzi y el temprano hiperrealismo de los retratos y objetos pintados Ricardo Garabito.

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* Llanto por nadie, Carlos Gorriarena -1978

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* Energía eólica, Nicolás García Uriburu

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* Sansón, Jorge Alvaro

Photobucket
* Atrapado ¿con o sin salida?, Diana Dowek

Todos demostraron con su hacer que la pintura, lejos de morir, como la sociedad, trataba de sobrevivir en los setenta.-


Por Hugo Perini, para Te cuento los setenta.

martes, 11 de marzo de 2008

Mamma mía....qué chiquitita!!!

.



Hay tanto y taaaaaaanto material e información para compartir de Abba, que no sabía por donde empezar.
Decidí que lo mas importante es el sonido y las imágenes. Así que aquí va mi resumen, mucho ruido (léase música) y pocas nueces para no aburrir!!

En los años 60 Bjorn y Benny eran músicos y cantantes suecos.
Conocieron a dos bellas señoritas, Agnetha y Frida, cantantes también, se enamoraron y se casaron con ellas. Bjorn con Agnetha en el 71, y Benny con Frida en el 78.

El primer single que grabaron juntos se llamó "ring ring", en el 73, y con el que participaron en el festival de Eurovision, con el que ocuparon el tercer puesto en el festival, lo cual les alcanzó para ser un éxito en toda Europa.
Ese mismo año decidieron llamarse Abba, utilizando la primer letra de sus nombres (el primer nombre de Frida era Anni) y grabaron así su primer LP, llamado "Ring Ring".
Lo gracioso es que en esa época había en Suecia una marca de pescado enlatado que se llamaba Abba, y la cual cedió "gentilmente", y a cambio de algún dinerillo, las siglas de su nombre!

Pero vayamos a lo concreto. Sus discos, sin contar los discos de oro, ni los Greatest Hits, o sea, solo contando los discos de estudio, son los siguientes, y vienen casi todos con un videíto para disfrutar!




Ring Ring - 1973

Waterloo - 1974
Waterloo es el nombre de la canción con la que se dieron a conocer al ganar el Festival de la Canción de Eurovisión en 1974. En 2005, en el 50 Aniversario del nacimiento del Festival, en la Gala Congratulations, fue nombrada la mejor canción de la Historia del Certamen, por voto popular de toda Europa!




ABBA - 1975
Mamma Mia



Arrival - 1976
Dancing Queen
Este video fue filmado la noche anterior al casamiento del rey Carlos XVI de Suecia con Silvia Sommerlathm en junio del 76. Observen el vestuario típico del siglo XVIII con el que participaron.

Dedicado especialmente a Rammses!! ajajajaa lo prometido es deuda!!




The Album - 1977
Thank You For The Music





Voulez-Vous - 1979
Chiquitita
Esta canción fue donada por Abba a la Unicef en el año 79. Junto con "Too much heaven" de los Bee gees, son las dos canciones que mas dinero han recaudado para esta organización por derechos de royalties.







Super Trouper - 1980
The Visitors - 1981


Estos últimos no pertenecen a la década!
En la barra lateral de la izquierda pueden ver videos en español.

A comienzos del 79, Bjorn y Agnetha anunciaron su separación y aunque no pretendían terminar con el grupo, si afectó al imagen de "dos parejas felices que hacen música" que habían acuñado durante tanto tiempo.
En Japón fue su última presentación en vivo, el 1980. Meses más tarde, Benny y Frida anuncian su divorcio y esto terminó de sepultar la imagen de cuento de hadas de la banda. Aunque hubo tiempo para otro disco, para 1982 las energías se habían acabado y deciden separarse.

Lo fabuloso de esta banda, es que nunca desapareció., De sus canciones se hicieron muchísimos covers, hubo bandas tributo, y siempre hay algún Dj que rescata su música para que se baile en los boliches.

Algunos puntos de interés extraídos de la wikipedia:



- ABBA cantaba en inglés, sueco, español, alemán, francés y japonés!
- Sigue siendo el máximo vendedor para Universal Music. 3,500 discos por día como mínimo, 15 millones por año.
- ABBA fue el primer grupo en aparecer en un CD.
- El logotipo de ABBA nació de un error al invertir una B en una sesión de fotos.
- Con un éxito incalculable, Dancing Queen entró en nº 1 en 12 países.
- En "Los Simpsons", específicamente en el capítulo "Mamá Simpson" se escucha un extracto de "Waterloo" en la escena en la que el Sr. Burns se propone atacar la casa de dicha familia con un tanque.
- Steven Spielberg que siempre lleva canciones de Abba en su Ipod durante las películas.
- El tema Chiquitita fue interpretado en idioma croata allá por el 79, en un festival en Buenos Aires, por una banda formada por adolescentes, y fue altamente aplaudida por sus familiares y amigos íntimos logrando un éxito arrasador a nivel barrial. Esto no lo dice la wikipedia, lo digo yo que estuve ahí subida al escenario! ajajaajaja


Actualizacion:. Queremos hacer un post con fotos de los años 70, si alguno quiere compartirnos una foto en donde aparezca, nos la puede mandar a redactorsetentoso@gmail.com. Muchas gracias!!


sábado, 8 de marzo de 2008

Gloriosos lentos...


No pretendo que este post se convierta en una confrontación de mundos, ni mucho menos. Soy consciente de que los tiempos han cambiado, y mucho. Pero ellos, los chicos de hoy... no les dan pelota... Y quiénes de nosotros, los que vivimos esa época, no puede decir que guarda recuerdos imborrables de los magníficos, deseados y salvadores lentos..? Si cuando caía la noche(o a algunos, cuando se nos venía encima), no nos quedaba mejor recurso, que echar mano a esos temas que, en vinilo, y ensobrados en sus respectivas tapas, nos sacaban las papitas del fuego...

Ellos, la tendrán más clara en muchos aspectos. Son genios en comunicaciones. Manejan las P.C., las palms y los telefonitos como ninguno de nosotros nunca podrá hacerlo. Pero...se pierden de los lentos..!

Y bueno, che..! En algo teníamos que superarlos...

* * * * * * * * *

-Dale, ponelo y sacala a bailar, que está muerta con vos...
-Tás seguro? Mirá que no quiero rebotar...
-Dale, boludo..! Que si no te la va a soplar Martín..!
-Never..! Perá que no quiero rayarlo... Ahí tá... Abran cancha, pendejos...

(Vos, lector/a, hacéle la gamba a Luisito... Dále "play" al video, y mientras leés su historia con Marisa, disfrutá de este temón de aquellos...)





-Marisa...Esteee... Bailás?
-Ehhh... Bueno!

O.K. Hoy no se me escapa... El sábado pasado zafó porque la mamá la vino a buscar temprano... Pero hoy...gano por goleada... Como que me llamo Luis, che..!

Empezamos mal. Los bracitos en paralelo, manitas para arriba, tapándose las tetitas, me dejaba poco margen para el abrazo.

-Qué lindo tema..! Lo pusiste vos?
-Claro...porque quería bailarlo con vos...
-Conmigo? Pero a vos no te gustaba Lauri?
-Eso ya fué... Aparte no me la banco... Desde que salió con ese pibe de Quinto, está re-engrupida...
-Sí, viste? Se cree Silvana di Lorenzo...y ahora, se peina igual que ella...
-Ni me hables...

Para ese entonces, los bracitos habían subido. Y las manitas ya me tocaban la nuca. Yo, por mi parte, ya había cruzado las mías por detrás de su cintura. John y compañía, nos estaban dando la suya...

-Me vas a tener que ayudar para el examen de Matemática...
-Cuando quieras... Querés que pase mañana por tu casa y te explique..?
-Podés? Me encantaría... Dale!
-De paso llevo la carpeta de Historia... Como el jueves me rateé...
-Yo la tengo completita...

Hablar del cole, bajo estas circunstancias, tenía un doble efecto: Por un lado, calmaba los nervios... Por otra parte, ayudaba a disimular que el abrazo se hacía cada vez más estrecho. A esa altura, con la mano derecha me tocaba el codo del brazo izquierdo...y viceversa...

-Marisa...me gustás...mucho...

Y me abrazó un poquitito más... Luisito...ésta es la tuya...

-Querés andar conmigo..?
-Ehhh... Sí!

Un poquito el culito para atrás, para disimular la "emoción"...

-Me dás un besito?
-Bueno...pero cortito...

Primer piquito. Ay...qué lindo..! Una seña a Marcelo, para que apague esa luz botona... Listo! Ahora, sí...

-Dame otro...

Chupón de aquellos... Con pase de caramelo y todo... A esa altura, chau culito para atrás. Marisa percibió toda mi emoción, y parece que de buena gana: estábamos bien pegaditos. Al lado nuestro, Richie y Gabriela trataban de imitarnos, mientras que, en un costado, Pablo arrasaba con los chizzitos... Para ese entonces, los nunca suficientes acordes del tema de los Beatles estaban terminando. Pero vendrían otros. Y nosotros, en el centro de la "pista", sonreíamos (yo, manita izquierda en el bolsillo, para seguir disimulando), mientras llegaban los siete minutos y pico de "Hey, Jude". Y luego, Bee Gees y compañía. Mucha emoción, mucho pase de caramelitos y poquita luz.

Gracias a Dios, los lentos existieron. Y Marisa cambió mil veces de nombre. Y yo fuí Luis, Pedro, Toni y tantos otros que ya ni me acuerdo. Y todos, absolutamente todos, les estuvimos más que agradecidos...

Gloriosos lentos...

Georgie, para "Te cuento los setenta".

jueves, 6 de marzo de 2008

Glorias y ocasos


Me siento un poco como el pinchador de globos oficial. Pero sin intención, lo que no sé si es bueno o malo.
En la anterior entrada que me tocó hacer, se me ocurrió recordar una de las letras inverosímiles que en aquella época se cantaba. Y hoy tengo ganas de tocar otro tema que se refiere, también, más a las fallas que a los méritos de la década: la aparición y definitiva entronización de las modelos…
Hasta ese momento – año más o menos – la publicidad, aún la televisiva, corría por otros carriles. Los anuncios habían sido en vivo, en general protagonizados por Cacho Fontana, Fito Salinas, el negro Brizuela Méndez, Nelly Prince, Pinky… locutores que, en medio del desconocimiento de las motivaciones ocultas, destacaban las virtudes del producto a vender. Es que por muchísimos años, si alguien intentaba vendernos desodorante, trataba de convencernos de que nos mantendría más tiempo sin olores feos que el de la competencia. Y no se le ocurriría plantear que las mujeres más sexies del planeta cometerían los peores atropellos por conquistar al desodorizado. Del mismo modo, una cerveza procuraría que creyéramos que era más rica o más fresca que las otras y que nos sacaría la sed; y a ningún cervecero se le cruzaba sugerir que una botella de litro haría realidad nuestras fantasías eróticas con más eficacia que un jugo de naranja o una soda…
No soy Giordano, pero igual no me peguen. Estoy tratando de llegar a algún lado.
Cuando empezaron a aparecer las publicidades que seguirían desarrollándose hasta el día de hoy, la idea de que la protagonista de una de ellas tuviera nombre y apellido, parecía algo impensable. Que una mujer lograse trascender, ocupar espacio en una revista o ser reporteada sólo por ser bella y por intentar vendernos un jabón, era algo absolutamente novedoso. Lejos estábamos de suponer que treinta y pico de años después serían las absolutas dueñas del rating televisivo con esas mismas y escasas armas.
Yo me acuerdo de la aparición de la propaganda de Cadum, espantoso jabón que lanzó a la fama a Susana Giménez y su “Shock!!”. Todos andábamos desesperados por averiguar quién era esa mujer. Épocas en las que lejos estábamos de sospechar el Google, debimos esperar interminables días o acaso semanas hasta que empezó a circular el dato de quién era y pudimos verla más seguido, como invitada a programas o como actriz más tarde.
La revista GENTE – nefasta y miserable publicación causante de muchísimo daño en lo que Adenoz, sonando como un personaje de El Señor de los Anillos, acaba de llamar con enorme acierto la Edad Oscura – fue una de las principales difusoras de esta nueva cultura. SIETE DIAS la siguió muy de cerca. Las modelos llegaron para quedarse, y todos conocimos los nombres de Teté Coustarot, Evelyn Scheidl, aquella terrible Silke que le pedía a Carlos que le bajara la caña, Mirtha Massa y su romance con el Willy Vilas… decenas. Las fotos de los hot pants adornaban las paredes de los cuartos de adolescentes. Podría ponerme a buscar en Internet y cada nombre que agregara dispararía un “Uuuyyy… te acordás…??” Muchas de ellas sólo permanecen en alguno de esos recovecos del cerebro a los que no vamos casi nunca. Sus vidas reales son hoy un misterio. Confieso que intenté saber algo de Mónica Posse. Para mí uno de los recuerdos más vivos de esa época fue su foto en Siete Días en un artículo llamado “Cuidado, Pintura Fresca”, porque estaba casada con un músico de ese grupo. Descubrí que canta, o al menos lo seguía haciendo hasta el 2007. Tiene página y hay videos. Y es una linda mujer, pero no se parece a esa diosa del Olimpo que vive en mi recuerdo.
Y a eso apunto en el final de esta paupérrima pintura. Ya la nombré a ella y a Susana. La diva del teléfono subsiste hasta hoy acumulando carisma, fortuna y autos de dudosa legalidad. Es una figura de las más importantes de la tele, encontró su camino y lo aprovechó a full. Es una señora grande en edad y tamaño, hace rato que dejó de luchar contra el engrosamiento y ya le ha sido tolerado.
Mi recuerdo final es para otras dos que no siguieron igual suerte. Una, la inexplicable Graciela Alfano. Mujer de las más bellas que pisaron estas Pampas, cuando fue elegida Miss Siete Días y por muchos años más fue el arquetipo de la belleza externa. Es cierto, por dentro no parecía responder a la misma pauta. Caramelitos faltantes del frasco, patitos salidos de la fila, escasez de agua en el tanque… lo que quieran. Yo reconozco que al verla hoy, junto a ese insulto al cerebro que tiene por marido, exhibiendo semidesnuda las consecuencias de haber decidido hacerse atropellar por el Roca una vez cada dos meses, me da lástima. Ni bronca, ni escándalo. Una callada pena…
Pero el podio absoluto en materia de desbarranque es para – suenen trompetas y clarines… - Adriana Aguirre…!!!
Cuando esta mujer por primera vez ocupó la tapa de Gente, era una hermosura. Morocha, con el pelo lacio hasta la cintura y el físico que la sustentaría muchos años, realmente era una típica representante de la belleza autóctona. Esa estúpida manía de convertirse en rubia, y en su caso específico en platinada, comenzó a deteriorarla. Y cuando intentó recrear a Marilyn Monroe, sólo copió lo peor. Fue cayendo cada vez más hondo, hasta tocar fondo en aquellas memorables sesiones con Mauro Viale que constituyeron una de las épocas más tristes de la cultura nacional y permitieron que ocupara pantalla su cónyuge… un tal García.
Por lo menos, Marilyn tuvo la dignidad de suicidarse con pastillas, si es que no la mataron. Murió sin molestar a nadie. El método de suicidio elegido por la Aguirre nos ha costado soportar ciento sesenta imitaciones de Sandro que, si hubiera justicia, debían haber confinado a ese payaso al sótano más oscuro de la cárcel de Olmos…
En fin… los setenta tuvieron también estas cosas. No todo eran Bee Gees y bailar con el dedito para arriba…
Hasta pronto.

martes, 4 de marzo de 2008

Las colegialas suecas se desnudan

- Dale boludo, no seas cagón.
Hacía media hora que intentaba convencer a Carlos, mi mejor amigo, mientras fumábamos el último cigarrillo del atado de Parisiennes entre los dos, sentados en un banco de la placita.
- No sé, loco. ¿Y si se arma quilombo? –me preguntó.
- No pasa nada. ¿Qué nos pueden hacer si nos agarran? –contesté cancheramente.
- Que sé yo, ahora con los milicos en el gobierno no se sabe.
- Dejate de joder. Mi viejo dice que con la Perona y el brujo de López Rega estábamos peor.
- Igual, no es joda falsificar los documentos –reflexionó.
- Bueno, pero pensá en los beneficios.
- No sé –insistió.
Me jugué la última.
- Una sola cosa te digo –le dije incorporándome.
- ¿Cuál? –quiso saber.
- “Las colegialas suecas se desnudan” –respondí haciendo con la mano el gesto de un letrero.
Esto pareció motivarlo. Dio la última pitada, me sonrió maliciosamente y me dijo:
- Es verdad, vale la pena el riesgo.
- ¡Ese es mi muchacho! –festejé.
Convinimos para encontrarnos después de almorzar, en su casa.

Era agosto del año 1976. La situación política ni nos rozaba, éramos ajenos a toda esa “historia”. De a poco nos fuimos acostumbrando a la presencia de la dictadura y seguimos con nuestras vidas. La prioridad era el sexo, en todas sus manifestaciones. Pero no era fácil en ese entonces. Yo estaba saliendo con una piba que, si le metía un beso de lengua, me denunciaba con su viejo por intento de violación. Así que olvidate de poder tocarle una teta o rozarle el culo con la mano. Lo pornográfico costaba un huevo conseguirlo, no era como ahora donde no extrañaría que el Clarín sacara los domingos un suplemento porno. No, había que remarla y mucho. Las pocas revistas que circulaban nos llegaban de pedo, todas ajadas y “manchadas”. Encima eran de viejas peludas que asustaban.
Ese año casi la “pusimos” por primera vez. Un compañero de colegio, Miguel, más grande que nosotros, se ofreció a bancarnos la guita del turno si le hacíamos gamba. Nos condujo a una casa humilde, donde un viejo estaba sentado en una silla en la vereda, a modo de guardián. Saludamos, pasamos y nos acomodamos en sillones que hasta las ratas despreciarían. Mientras aguardábamos, apareció una vieja con una palangana. Pensando que era la sirvienta, y mientras tratábamos de entrever a través de la puerta abierta, le preguntamos a nuestro anfitrión cual era la mina que nos iba a “desvirgar”. Señaló con la cabeza a la vieja y, al convencernos por su gesto que no era joda, decidimos abortar y dejar para otra ocasión el debut. Obviamente, Miguel se quedó para recibir su ración.
En fin, solo nos quedaban las películas. Recién en noviembre se estrenaba la última de Olmedo y Porcel, pero medio que no calentaban demasiado. A propósito, en mayo de ese año le habían cancelado el programa al Negro en la tele por poner, en el primer programa, que había fallecido. La humorada no le gustó a los jerarcas y Olmedo, por dos años, no pudo hacer televisión.
Teníamos cines donde no había drama con la edad, pero no eran recomendables. Estaba el “Sol de mayo”, donde casi siempre daban películas de acción, sobre todo de artes marciales, por las que Carlos deliraba. Se vio once mil veces “Operación Dragón”. Pero en ésas apenas se vislumbraba una teta, con mucha suerte. Había que ir temprano a ese cine, para ocupar los palcos, porque si te tocaba la platea te exponías a escupitajos de todo calibre, más otros fluidos que venían desde arriba.
También íbamos al “San Martín”, donde las butacas se dividían en dos secciones por un pasillo. Si te sentabas en el ala izquierda, era señal de que buscabas “acción”, por lo que al instante se te ubicaba a tu lado un trolo con proposiciones nefastas y de rápida resolución. Las películas ahí eran de toda nacionalidad, con preponderancia de las italianas y suecas. Pero, entre los gritos de la gente, el humo de los fasos, la mala calidad de las pelis, más la acechanza de maricas que no respetaban la delimitación, se hacía engorroso concentrarse en las escenas claves.
Quedaba el mejor, la Meca, el cine que pasaba películas eróticas por excelencia: El Capitol. Butacas decentes, nada de fumar, silencio total, películas de calidad aceptable. Pero si no eras mayor de 18 años, fuiste. Así que, no podíamos esperar dos años más para ver lo que “ya” estaban exhibiendo. Tenía que ser ahora, por lo que falsificar la edad en nuestros DNI se presentaba como la alternativa única.

A las 14 llegué a la casa de Carlos. El viejo estaba laburando y la madre se había ido de sus hermanas. Dejamos la mesa del comedor libre de toda molestia a nuestros fines y nos abocamos a la empresa delictiva. Mientras Carlos buscaba los elementos para tal fin, me puse a hojear El Gráfico que tenía en la tapa la foto del Boca bicampeón, bosteros culones. La dejé a un lado cuando volvió mi amigo y analizamos la cuestión. Teníamos que cambiar el año de nacimiento, 1960, por dos años menos, 1958. Para practicar, empecé con una de las últimas páginas del documento, usando una hojita de afeitar para despellejar lo que parecía tela. Los dos transpirábamos profusamente y era tal la tensión que, cuando sonó el timbre, dimos un respingo del cagazo.
- ¿Quién será? ¿La cana? -preguntó asustado Carlos.
- Pero no, boludo. Asomate por la ventana y fijate-le ordené.
Con cautela corrió apenas la cortina.
- ¡Es el Gordo Rodolfo! –me susurra.
- No le demos bola.
- No, ya me vio.
- Atendelo afuera.
- Tampoco, está lloviendo.
Pensé un momento.
- Bueno, esperá que tapo un poco y hacelo entrar.
Así hizo. El Gordo entró sonriendo como siempre.
- ¿Qué pasa que tardaban, maracas? ¿Se estaban tocando? Jaaaaaaa
- ¿Qué hacé, Gordo? –lo saludé.
Debió darse cuenta por nuestros semblantes, porque al instante preguntó:
- ¿En qué matufia andan ustedes?
Y empezó a mirar por todo el comedor, hasta ver, debajo de una servilleta, un documento. Se acercó y lo tomó, percatándose de nuestra labor.
- Uy, feo feo. ¿Y esto? –preguntó.
- Nada, dejá. Es para entrar al Capitol.
El Gordo asintió con la cabeza.
- “Las colegialas suecas se desnudan” –dijo como entendiendo.
- Si, ¿la viste?
- Dos veces. Peliculón. Cada vez que me acuerdo se me p…
- Sin detalles –pidió Carlos.
Rodolfo era mayor que nosotros y, como era repetidor, íbamos al mismo curso. Miró los elementos y nos aleccionó:
- Pero no tenés que usar una yilé, porque si fallás rompés todo. Mejor es un aguja grande, pero con punta.
- ¿Y vos cómo sabés eso? –quise saber.
- Porque falsificaba el boletín para que mi viejo no viera los aplazos de segundo trimestre, después si zafaba el último, no se iba a enterar.
Me reí pensando que fue en vano, ya que el Gordo no zafó y tuvo que repetir.
- Hacelo con la aguja y después usá birome del mismo color, no tinta, porque se corre.
Aceptamos de buen grado las sugerencias y lo despedimos, asegurándonos de su silencio.
- Nadie se tiene que enterar, sobre todo de estas cosas.
Igual le regalamos un atado de fasos y continuamos con nuestra faena. El resultado nos convenció y quedamos en vernos antes de entrar al colegio, a la nochecita.

Como no había obligación de usar uniforme en nuestra secundaria, solo una corbata de pésimo diseño, guardamos ésta en el bolsillo y ya nada podía identificarnos como estudiantes, ya que las carpetas las habíamos dado a compañeras para que nos las tuvieran hasta la vuelta de nuestra “chupina”. Fuimos en colectivo hasta el centro y encaramos decididamente hacia el cine. No había mucha gente en la cola, unos diez hombres con cara de nada, sin demostrar urgencia para entrar (aunque debían tenerla). Nosotros estábamos muy tensos, nerviosos, ansiosos, pero decididos. El afiche de la película de nuestros sueños nos invitaba al delito. Cuando llegamos a la boletería, un tipo con patillas a lo Sandro nos pregunta cuantas queríamos, las arranca, nos las entrega y nos cobra, sin levantar la mirada. Me quedé clavado en mi sitio, mientras Carlos enfilaba para donde estaba el acomodador.
- ¿Esta película es prohibida? –le pregunto al émulo del “Gitano”.
- Prohibida para menores de 18 años, con reserva –me dice impertérrito.
- Entonces, ¿por qué no me pedís los documentos? –le digo insensatamente.
El tipo levanta la mirada y me dice:
- ¿Vos sos mayor de 18?
- Eh… si, claro, obvio..
- ¿Entonces?
Le iba a contestar, cuando siento que Carlos me tira de la manga para llevarme.
- ¿Qué hacés, pelotudo? –me susurra temblando.
- Nada boludo. Pero me da bronca. Toda la tarde con un cagazo de la concha de su madre, y este pelotudo no me deja mostrarle lo que tanto nos costó.
- ¿Y qué tiene? ¿Querés un premio? –me dice ya desesperado.
Llegamos donde el acomodador, quien nos pide las entradas para cortarlas y dejarnos pasar. Carlos le da la suya y encara para el fondo. El viejo me mira, agarra la entrada, la corta y me deja pasar. Ahí estallé.
- Eh, viejo ¿acá tampoco?
- ¿Tampoco qué? –me pregunta el adormilado señor.
- No piden los documentos para ver si uno es mayor o no de 18.
- ¿Para qué?
- ¿Cómo para qué? ¿Cómo para qué?
De repente aparece un grandote, bien empilchado, que terminó siendo el gerente del cine.
- ¿Qué pasa pibe? ¿Algún problema?
- Pasa que no puede ser que no pidan los documentos para corroborar que uno sea mayor de…
- A ver, dame los documentos –me interrumpió.
Se los di, ya en pleno delirio. Los miró detenidamente, me miró, dio vuelta una página y dijo:
- Vení, acompañame a mi oficina.
Cuando busqué con la mirada a Carlos, ya se perdía en la oscuridad con un gesto de “¿Y qué querés que haga? Ahora arreglátelas solo”.

Cuando salió mi amigo, yo estaba sentado en el cordón de la vereda (todavía no era peatonal).
- ¿Y? –me preguntó.
- Nada. Me cagó a pedos y me dijo que se dio cuenta de que estaba falsificado por el número del documento, que no podía ser. Cuando confesé, me dejó ir diciéndome que tenía suerte de que estaba de buen humor y no me iba a entregar a la cana. Y vos, ¿cómo te fue?
Mientras encendía un faso, me dice, displicentemente:
- See, ahí, más o menos.
Yo sabía cuando mentía.
- Fue espectacular, ¿no?
Me miró con una sonrisa explicativa.
- No sabés… De todo, culos, tetas, besos entre minas…
- ¡Pará! Seguime contando en el colectivo, que se hace tarde y mi vieja se pone como loca.
Mientras nos incorporábamos para ir a tomar la F, miré por última vez el afiche y me pareció que una de las colegialas suecas me hacía un rictus de resignación.

Mucho tiempo después, y mientras purgaba una condena por falsificación de cheques, recordaba esa anécdota y de lo cerca que estuvimos de transformar una “travesura” en una desgracia para nuestras familias. La Edad Oscura había comenzado en nuestro país y nosotros no nos habíamos percatado.

sábado, 1 de marzo de 2008

Aloha From Hawaii

Te acuerda de Elvis cuando movió la pelvis?

Voy a hablar de alguien de quien ya se habló mucho, demasiado, pero voy a tratar de limitarme a un evento bien setentoso no sin antes hacer una brevísima presentación.

Elvis Aaron Presley nació en un pueblito americano un 8 de enero de 1935. No hay mucho que decir de su vida que no se haya dicho ya. Sus primeras grabaciones en 1954, su primer éxito en 1956 con Heartbreak Hotel y toda la locura e histeria que vino luego. Fue tal la fama y popularidad alcanzada tan velozmente que en 1957 se pudo comprar su Mansión de Graceland.




A mediados de los ´60 luego de hacer el Servicio Militar y de haber filmado una veintena de películas, Elvis vio como la invasión británica en manos de The Beatles le devoraba el mercado. Recién en 1968 logró resurgir gracias a un especial televisivo. Luego de dicho evento y absolutamente convencido de que necesitaba hacer un cambio en su rumbo musical, innovar, buscar nuevos sonidos, modernizarse, su manager lo obligó a que siguiera siendo una figurita repetida de si mismo, al querer despedirlo, este le amenazó con quitarle su fortuna de la que el era uno de los artífices, sin duda alguna. Pero Elvis quiso progresar más allá de la fama y el dinero y no pudo.





Pues bien, entrados los `70, sucedió algo digno de remarcar. El primer recital transmitido vía satélite. Hacia menos de 4 años que el hombre había llegado a la Luna cuando se anunció un concierto que sería visto en todo el mundo. El lugar elegido no era al azar, era Hawaii, donde Elvis era más ídolo que en cualquier parte, ya que había puesto al archipiélago en el mapa ¿O acaso a usted le nombran Hawaii y lo relaciona con otra cosa? Elvis lo es todo en esas islas, sin ir más lejos, en 2003 se realizó una película de Disney llamada Lilo & Stich, cuya banda de música esta compuesta excluisvamente por canciones del Rey, cantadas algunas por él mismo y otras versionadas.

Así, un 14 de enero de 1973, apenas pasada la Medianoche de Hawaii, Elvis hizo su aparición en el Centro Internacional de Convenciones de Honolulu, para dar inicio a lo que sería una de sus presentaciones más recordadas, tanto por su performnace, por el acontecimiento tecnológico de ver en el instante lo que sucedía en otra parte del mundo desde el livnig de tu casa, como así también por ser la primera aparición en TV del Rey desde su especial de 1968.

De esa presentación salió otro elemento propio de una teconología que avanzaba, el disco doble con el registro del recital fue grabado en sonido cuadrafónico. Muy lejos del 5.1 surround ¡Pero vaya que adelanto!

Algunos años más tarde, 16 de agosto de 1977, Elvis se haría inmortal para algunos, pasaría a la clandestinidad para otros, pero eso no nos ocupa hoy. De algo hay que estar seguro, la década del ´70 transformó al Rey del Rock and Roll de ídolo a ícono, mito y leyenda.

Bruno, para Te Cuento los Setenta