Elvis es nuestro. Nadie lo puede dudar. Elvis vive en Banfield, un poquito más al sur de del Valentín Alsina donde se crió y un tantito más del Parque Patricios que lo vio nacer el 19 de agosto de 1945, pero con otro nombre:
Roberto Sánchez. Quiso las políticas de nombres del Registro Civil de la época que a los padres no le permitieran poner el nombre con el que se iría a conocer en estos pagos. Porque en Argentina,
Elvis es Sandro.
Ya de pibe escribía poesías, aunque se escapaba de las clases de música. Cuesta creer que en el Secundario fuera expulsado del Colegio Nacional Mariano Moreno por su habilidad para dibujar, situación en la que lo hallaron reproduciendo algunas situaciones un poco subidas de tono. No quedó otra que salir a laburar.
Una vez, fue invitado al colegio en el que hizo la primaria para colaborar en el festival anual. El sketch sería una parodia del programa de Blakie, presentadora de moda en los ´60, en el que él haría de Elvis Presley. El primer tema fue en playback, pero cuando llegaba el segundo, se descompuso el tocadiscos. Robertito canto a Capella, ante la atónita mirada del público que no podían concebir tamaña potencia vocal en propiedad de un adolescente.
Tomo clases de guitarra y empezó a formar grupos de rock con sus amigos, hasta que dieron forma a “Los de Fuego”, en el que Sandro no cantaba, sino que era el primer guitarrista.
Tocando sin éxito en bailes, consiguieron que un representante los fuera a ver al Club Bomberos de Avellaneda. Cosas del destino: El cantante de Los de Fuego, se quedó sin voz (quizás por los nervios, vaya uno a saber) y a uno de los guitarristas se le cortaron algunas cuerdas. Sandro sacó pecho, le pasó su guitarra y se hizo cargo de la voz lider del grupo. Fue tal el espectáculo que brindó que el dueño del club pedía a los gritos que los bajen del escenario por promiscuos. En esas épocas, mover un poco la cadera y tirarse al piso, era pecado casi de excomulgación para la moralina argenta.
Al manager le fascino la actitud de Sandro y contrato al grupo, rebautizándolos “Sandro y Los de Fuego”. Les conseguía infinidades de bailes donde tocar y hacer unos pesos, pero eran rechazados una y otra vez por las discográficas. Más que nada por discriminación moral. Los veían y ni los escuchaban. Hasta que hizo una audiencia “casual” sin que se le pudiera ver la cara en el pasillo de CBS. El mismo hombre que lo había rechazado dos veces, quedo maravillado por la voz y lo contrató. Pero a él solo. Luego de dos simples de penoso éxito, Sandro consiguió que contrataran a sus amigos y editaron la canción clásica de Jerry Lee Lewis “Hay mucha agitación” (…shake, baby, shake…) el cual tuvo tal repercusión que el multifacético conductor Pipo Mancera (a quién alguno de mis compañeros, más erudito en la materia, debería dedicarle algun post) los llevó a su programa “Sábados Circulares”. Fue un escándalo: Un grupo de rock, con un cantante enfundado en cuero negro, moviéndose de manera sexual tirándose por el suelo.
Las Ligas de Madres (que no habían visto tal actitud ni en sus propias camas) presionaron al canal 13 hasta que suspendieron a Sandro por varios programas. Fue el mismísimo Pipo Mancera quien consiguió que volviera Sandro a su programa ante la amenaza de irse él también. Nadie se le negó, era el programa más visto. Sandro siguió presentándose en la tele. Allí fue cuando comenzó su costumbre de romper una copa con la mano mientras cantaba. Tiempo después, él diría que todos los sábados terminaba en enfermería, pero que a la gente le gustaba.
Luego de tres años, el grupo se disolvió y Sandro siguió su camino. Junto con Pajarito Zaguri “fundaron” La Cueva, la primera meca y caldo de cultivo para la génesis de nuestra camada de primeros rockers locales. Desde Pappo, hasta la primera formación de Los Abuelos de la Nada, todos pasaron por allí.
Pero Sandro, que siempre mantuvo una conducta intachable, prefirió alejarse del lugar al transformarse el mismo en un antro. Fue entonces cuando su carrera dio un giro inesperado. Se presentó en el Festival de la Canción de Buenos Aires donde estrenó su canción “Quiero Llenarme de Ti” ganando el Primer Premio. Y dándole un pasaje directo al cine. El éxito de sus películas “Quiero llenarme de ti”, “La Vida Continua” y “Gitano” repercutió en Santo Domingo, Costa Rica, Ecuador, México, Venezuela, Puerto Rico, y buena parte de los Estados Unidos.
En abril del ´70 viajó a New York a cantar en el Madison Square Garden. Nunca antes un artista latinoamericano había llegado tan lejos. Sin embargo no fue el único hecho histórico esa noche: fue el primer recital que se transmitió vía satélite en la historia.
Siguió haciendo historia al convertirse en el primer artista local en cantar en el Luna Park, y arrancaron las extensas giras que lo agotaron, prefiriendo dedicarse más tiempo a tocar en el interior de la Argentina.
No cabe duda que, si bien empezó su carrera en los tempranos Sesenta, la década del Setenta a nivel musica popular, fueron de Sandro. Nuestro Elvis. La mítica mansión no queda en Memphis, está en Banfield. Al igual que él, incursionó en el cine. Pero, aunque muchos no lo sepan, Sandro ganó un premio al mejor actor de televisión de la Asociación de Críticos del Espectáculo de…New York. Fue por su papel en la novela “Fue sin querer” de 1982.
No me voy a extender en el resto de su vida porque es caer siempre en lo mismo: éxito tras éxito tras éxito. Sin embargo, no quería dejar pasar esta oportunidad para recordar parte de la carrera de este ídolo, de esta leyenda viviente, quien, aunque muchos se nieguen a aceptarlo, fue el que popularizó el Rock en la Argentina. El primer reconocimiento del mundo del Rock lo tuvo de parte de Charly García y Pedro Aznar, quienes en 1991 lo invitaron a cantar en su disco “Tango 4”. La furia de Sandro cantando ese terrible rock and roll hizo que nadie pudiera llegar a criticar a Aznar y García por haber llevado a Sandro a ese mundo.
Finalmente, el homenaje real se le hizo en forma de disco tributo. “Sandro, Un Disco de Rock” contiene versiones de muchos exitos de Sandro en manos de Divididos, Los Fabulosos Cadillas, Attaque 77 y la Bersuit entre otros.
Es bueno acordarse de este tipo de artistas tan únicos y completos. Más allá de su indudable calidad como intérprete y sus actuaciones en vivo monumentales, Sandro es un compositor de letras único. Basta con prestar atención a cualquiera de sus canciones. Y curiosamente a alguien de su popularidad, su vida privada siempre fue un misterio. Un caballero con todas las letras y un ser solidario como pocos, de esos que no necesita decir que lo hace.
Yo no tengo dudas. Elvis es Argentino. Si, señor. Vive cerquita de mi casa.
Bruno, para Te Cuento los Setenta